Emociones funcionales vs. disfuncionales

Las emociones no se caracterizan como negativas o positivas. En el ámbito de la psicología las definimos como funcionales o disfuncionales.

Una emoción funcional sería adaptativa para una situación concreta. Si veo a un león correr hacia mi, lo adaptativo y funcional es sentir miedo.

Por el contrario, una emoción disfuncional no se ajusta a la realidad y son poco eficaces a la hora de manejar situaciones concretas. No es funcional por ejemplo que los pacientes diagnosticados con anorexia sientan un miedo intenso hacia el mero hecho de comer.

Una misma emoción puede ser funcional y disfuncional dependiendo del contexto. Veamos aquí algunos ejemplos con emociones básicas.

Miedo:

– Disfuncional: El miedo disfuncional interpreta como una gran amenaza situaciones no amenazantes. Las personas con agorafobia consideran una amenaza simplemente el hecho de salir a la calle. Pero no nos tenemos que ir a un trastorno para experimentar un miedo disfuncional. Imagina que has tenido experiencias negativas en el amor pero que actualmente estás conociendo a alguien que parece diferente. Un miedo disfuncional basado en experiencias pasadas te impediría entregarte de manera plena y disfrutar de esa relación.

– Funcional: Un miedo funcional te ayuda a distinguir entre amenazas reales y no reales. Volviendo al caso del amor, las experiencias pasadas te ayudarían a ir más precavid@ pero te permitiría ser auténtica y dejarte llevar. No se trata de no sentir miedo, sino de que éste no nos limite.

2. Tristeza

– Disfuncional: La tristeza es una emoción que invita a parar, a reflexionar. Cuando perdemos por ejemplo a un ser querido, debemos llorar su pérdida. Una tristeza disfuncional por defecto, implicaría que la persona no pare de hacer planes y de estar entretenido, para así evitar el dolor de la pérdida. No obstante, antes o después la tristeza acaba volviendo y a veces de forma más contundente. En el otro extremo, pasado el tiempo suficiente para la sanación de ese duelo, hay personas que siguen sucumbidas ante el dolor. Ya no es funcional parar, es necesario movilizarnos para tratar de seguir con nuestras vidas.

– Funcional: La tristeza es una emoción que se suele calificar como negativa. No obstante es una emoción necesaria para curar la herida de una pérdida. Necesitamos pasar por ella para sanar.  Si te sientes triste por ejemplo porque tu pareja ha decidido terminal la relación, permítete sentir dolor y llorar su pérdida.

3. La rabia

– Disfuncional: La rabia disfuncional invita al odio y éste nos impide avanzar. Ese odio no siempre va dirigido hacia los demás sino también hacia nosotros mismos. Imagínate a un estudiante que ha suspendido un examen por un punto. La rabia le come por dentro: rabia hacia él mismo por no haber estudiado lo suficiente y rabia hacia el profesor que le ha suspendido por un solo punto. Para la recuperación del examen no es capaz de estudiar y suspende otra vez. 

– Funcional: La rabia es una emoción muy poderosa, contiene mucha energía e invita a la acción. La cuestión es hacia dónde dirigimos esa energía. El chico que suspendió por un punto pudo dirigir toda esa energía de la rabia a estudiar y esforzarse más. Otro ejemplo es un padre que pierde a su hijo por una negligencia. La rabia funcional invita a buscar responsables y le moviliza hasta conseguir su objetivo.

En terapia trato de señalar/enseñar a identificar qué emociones son funcionales y qué emociones no lo son para así mejorar la calidad de vida de mis pacientes.

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